¿se puede hablar de perspectivas feministas de la transición energética?
El aporte feminista a la construcción colectiva de un análisis sobre la crisis climática y las transiciones necesarias pone el énfasis sobre el rol que se ha asignado a las mujeres en el sistema capitalista y en su potencial transformador.
Si bien se reconoce ampliamente la explotación del trabajo productivo, se tiende a desconocer la apropiación del trabajo reproductivo y de cuidados, y su rol fundamental tanto en la economía como en la sociedad y, más allá, en el sostenimiento de la vida misma. Este trabajo es realizado principalmente por mujeres y, en especial, mujeres de clases populares (esto se conoce como la división sexual del trabajo). El control sobre el cuerpo y el trabajo de las mujeres como expresión del patriarcado es un mecanismo para mantener el sistema de producción y consumo que ha llevado a la crisis climática.
El agua, la energía, la tierra y la biodiversidad son bienes comunes necesarios para el sostenimiento de la vida. Las mujeres son las primeras que sufren su escasez o destrucción y, por lo tanto, son protagonistas en su defensa.
La transición energética popular se debe construir a partir del reconocimiento de las mujeres como sujeto político, desde una visión de economía feminista, que ponga en el centro la sostenibilidad de la vida. Desde esta visión, solo es posible construirla a partir de las luchas en defensa de los territorios, desde la experiencia de quienes se enfrentan a los proyectos extractivos energéticos y agroindustriales corporativos y, al mismo tiempo, avanzan en la creación de propuestas sostenibles basadas en la construcción de la igualdad.
Avanzar en la defensa y en la construcción de los comunes y reconocer la energía como bien común forma parte de la propuesta feminista, que los identifica como base para la sostenibilidad de la vida. Su construcción, a partir del fortalecimiento mismo de las comunidades y de la incorporación de prácticas y sujetos colectivos es una forma de retirar la energía de la esfera de las mercancías y llevarla hacia la garantía de las condiciones de vida de la mayoría de la población, a partir de criterios basados en la solidaridad, la justicia y la sostenibilidad.
En relación con el trabajo, la transición energética popular debe discutir no solamente los empleos productivos o los relacionados con las diferentes fuentes de energía, sino que debe ampliar su alcance e incorporar una visión de todos los trabajos que garantizan la producción y reproducción de la vida, y las necesidades de acceso a energía para esa reproducción.
Como se señala en la pregunta 3, la garantía de la soberanía alimentaria y la agroecología son fundamentales en la transición energética popular. Las mujeres han sido protagonistas en su construcción, aportando la garantía de la diversidad biológica, la agenda feminista, las alternativas a los agrotóxicos y al agronegocio, así como el trabajo mismo que se requiere para su puesta en marcha.[1]
La transición energética popular será feminista o no será.
[1] http://www.marchamundialdasmulheres.org.br/wp-content/uploads/2015/11/POSICIONAMIENTO_MMM_COP21_ES.pdf